La COP30 en Belém llegó a su fin en medio de dramáticas negociaciones de última hora, profundas divisiones sobre los combustibles fósiles y disputas sin resolver sobre la financiación climática, lo que prolongó las conversaciones y dejó al mundo sin un mandato claro para la eliminación gradual de los combustibles fósiles. Si bien la cumbre logró avances en materia de financiación para la adaptación, transparencia y medidas climáticas más inclusivas, su resultado final reveló la creciente brecha entre la ambición política y lo que exigen la ciencia y las comunidades vulnerables. Sin embargo, la COP30 también fue testigo de una energía sin precedentes de la sociedad civil, de llamamientos urgentes a nivel mundial para una transición justa y de la resiliencia de la comunidad climática. El impulso para la acción climática en el mundo real sigue creciendo, aunque se necesitan decisiones mucho más audaces para alcanzar el objetivo de 1,5 °C.
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