El quinto día de la COP30 comenzó con su segunda gran protesta, una escena impactante e inesperada: decenas de indígenas munduruku organizaron una sentada pacífica en la entrada principal, bloqueando el acceso antes de que llegaran muchos delegados. Familias y niños se sentaron en silencio en el suelo frente a una puerta metálica cerrada, mientras agentes fuertemente armados esperaban al otro lado, en lo que fue una de las imágenes más impactantes de la cumbre hasta el momento.
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